top of page

Los inicios en el golf de Salvador Izquierdo

Recuerdo, que la primera vez que pisé un campo de golf tenía 8 años. Era verano, y mi abuelo nos llevó a mi hermana y a mi a tirar unas bolas para ver que tal empezábamos. Evidentemente, las primeras veces fueron un completo desastre, de hecho mi hermana llegó a tal punto de frustración a sus cortos 5 años de edad, que se puso a bailar un amago de charlestón con el palo. En ese momento, supongo que me ayudó mi masoquismo (pues mi técnica también era nula) y mi tozudez, pero el caso es que logré golpear la pequeña bola con una limpieza anormal para el número de veces que había golpeado la bola antes. Mi abuelo, que más que jugar, se dedicaba a estudiar nuestros intentos, le quitó el palo a mi hermana y se acercaron ambos a mi.

- ¿Como lo has hecho Salvi? - Me preguntó el entonces, pero por supuesto no pude responderle, pues para mi todos los golpes habían seguido el mismo patrón.


Fue entonces cuando se colocó frente a mi, en otro de los puestos para golpear, y colocó su cuerpo de una manera muy extraña, para atizar la bola de manera fuerte, limpia y clara.


Por mi parte, solo tras varios intentos pude darle a la pelota dos veces más. Sin embargo, esas dos veces fueron suficientemente convincentes como para que mi abuelo nos apuntase a mi hermana y a mi a dar clases 4 días a la semana, pues estábamos en vacaciones y había que "aprovechar el tiempo".


Sin embargo, he de reconocer que, aunque llevo varios veranos yendo, no fue hasta el tercero cuando realmente le cogí el gusto. Los anteriores me divertía con mis compañeros de clase, sin darle mayor importancia al tema.


A partir de entonces, de manera inexplicable, mi cuerpo adoptaba de forma natural la postura requerida para conseguir dar buenos golpes, y a raíz de entonces, nació esa bonita y poderosa necesidad de permanecer en el deporte, de la forma que fuese.

 
 
 

Comments


  • Instagram
  • Facebook icono social
  • Twitter
  • Icono social LinkedIn

©2020 Desde 1999

bottom of page